El corto siglo XX

El arte a inicios del siglo XX - Las Vanguardias


Musicaliza esta página Arnold Schoenberg. "Noche Transfigurada" (1899)

   
     Entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, en casi   todos los países con un cierto grado de desarrollo industrial se puso de manifiesto un sentido del presente y un ansia de romper con los estilos del pasado. Fue un momento agitado y complejo, en el que la búsqueda de lo nuevo convivía con la permanencia del pasado: rechazo de la máquina y aceptación de nuevas tecnologías ( que exploraban o anticipaban el futuro), agitación social y anarquismo a la par que consolidación de los valores de la cultura burguesa, además la crisis arte-sociedad se evidencia siendo la característica que conlleva la vanguardia.      
   Los movimientos vanguardistas son más una actitud ante el arte que una estética, que abandonará la imitación de la naturaleza para centrase en el lenguaje de las formas y los colores. Es la hegemonía del inconsciente, de la reconstrucción mental de la obra. Al espectador se le exige una nueva actitud ante la obra de arte. Los estilos dejan de ser internacionales para ser característicos de un grupo de artistas.
    El término vanguardia proviene del francés avant-garde, término del léxico militar que designa a la parte más adelantada del ejército, la que confrontaría en «primera línea» de avanzada en exploración y combate. El mismo se utilizó posteriormente para denominar, en el terreno artístico, las llamadas vanguardias históricas, una serie de movimientos artísticos de principios del siglo XX que buscaban innovación en la producción artística; se destacaban por la renovación radical en la forma y el contenido; exploraban la relación entre arte y vida, y buscaban reinventar el arte confrontando movimientos artísticos anteriores.
    El vanguardismo se manifiesta a través de varios movimientos que, desde planteamientos divergentes, abordan la renovación del arte y/o la pregunta por su función social, desplegando recursos que quiebren o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión artística, en teatro, pintura, literatura, cine, arquitectura, música, etc. Algunos autores, como Peter Bürger (teoría de la vanguardia) distinguen las "auténticas" vanguardias de aquellos movimientos que orientaron su confrontación hacia la institución arte y la dimensión política del accionar artístico en la sociedad, y concentraron sus innovaciones en la búsqueda de nuevas funciones y relaciones de poder.
    Estos movimientos artísticos renovadores, en general dogmáticos, se produjeron en Europa en las primeras décadas del siglo XX, desde donde se extendieron al resto de los continentes, principalmente hacia América, en donde se enfrentaron al modernismo. La característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, que se manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros creativos: en poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos antes irrelevantes, como la tipografía; en arquitectura se desecha la simetría, para dar paso a la asimetría; en pintura se rompe con las líneas, las formas, los colores neutros y la perspectiva.



    Tomando literalmente el término implica la idea de lucha, de combate, de pequeños grupos destacados del cuerpo mayoritario que avanza, que se sitúan por delante. Efectivamente, la vanguardia artística se manifestó, como acción de grupo reducido, como élite que se enfrentaba a situaciones más o menos establecidas y aceptadas por la mayoría. Estas tendencias se enfrentaron al orden establecido, a los criterios asumidos por las clases altas económicas e intelectuales hablando con ánimo de ruptura. Fueron en ocasiones y con sus particularidades, movimientos agresivos y provocadores. La incomprensión inicial y la posterior aceptación justifican su papel anticipador del futuro.
    Desde un principio estos serían los aspectos más definitorios del concepto de vanguardia, pero la idea de vanguardia comporta una mayor complejidad. Para precisarla un poco más hay que examinar de qué modo ha evolucionado el uso del término en el terreno cultural. Vanguardia con relación al arte aparece por primera vez en el primer cuarto del siglo XIX, en textos de los socialistas utópicos. No se trataba de un grupo o de una tendencia artística en particular, sino que el arte se presentaba en general, como avanzadilla de los sectores fundamentales que tratan de transformar la sociedad: la ciencia y la industria. Esto introduce otro concepto de vanguardia: su vinculación con actitudes progresistas (implicaba ansia transformadora de la sociedad ). A fines del XIX, el término vanguardia se utilizó en el vocabulario político y antes de la primera guerra mundial pasó a ser frecuente y en la crítica artística concretamente se aplicó, sobre todo, al Cubismo y al Futurismo.
     También hay en el concepto de vanguardia concomitancia con el vocabulario político, como el activismo, voluntad de ruptura, idea de revolución artística y, sobretodo la aparición de un documento literario como pieza clave en muchos movimientos de vanguardia “ El Manifiesto”. Con la aparición del “Manifiesto Comunista de 1848 “, surgieron también manifiestos artísticos, que a modo de declaración pública recogía los propósitos de actuación, en ocasionas con términos y lenguaje contundente, al igual que los documentos políticos. En este sentido el “Futurismo” será el más paradigmático, redactando manifiestos dedicados a la literatura, pintura, escultura, arquitectura, música, cine.
    El Manifiesto de los pintores futuristas – Milán, 11- 2- 1910 -, plasma claramente el carácter más típico vanguardista en general, pero también claramente explícitos la euforia, el desafío la provocación y, frente a los valores establecidos , la originalidad y la innovación, así como una significativa fe en el progreso, fe en el avance y transformación de la Humanidad hacia una situación, supuestamente, mejor, está en la base del concepto de vanguardia, con su dinámica sucesión de “ ISMOS”. (Leer manifiesto futurista)

Causas de su desarrollo
    El ser humano se encontró con acontecimientos contradictorios que influyeron en su forma de ver la vida: la Revolución industrial profundizó las desigualdades existentes, trayendo prosperidad a los ricos pero malas condiciones de trabajo a los pobres. Los avances científicos que se desarrollaron fueron muy importantes para la humanidad pero a la vez la Primera Guerra Mundial, que utilizó la revolución tecnológica y los avances científicos para la fabricación de nuevos armamentos, devastó Europa. Sucesos antagónicos como éstos impulsaron a la población a reflexionar sobre la vida y a soñar con un mundo mejor.
    Para entender las razones por las que las vanguardias artísticas se desarrollaron, es necesario echar la vista atrás, al siglo XIX. Tres acontecimientos políticos, la constitución de la segunda y la tercera República Francesa (1848 y 1871) y la Primera Guerra Mundial (1914), provocaron una reacción intelectual en contra de la sociedad de la época. Empieza así el estereotipo de artista incomprendido, bohemio y comprometido con una serie de valores contrarios a todo ese mundo convulso que provocaba situaciones miserables y desafortunadas
    A estos tres acontecimientos políticos, se debe añadir uno artístico de obligado nombramiento, el comienzo de los llamados Salones de París, unas muestras artísticas anuales de elevado prestigio que contaba con un jurado tradicional y conservador, y de donde fueron rechazados la mayoría de pintores impresionistas. Estos inauguraron, por iniciativa propia, los llamados Salón de los Rechazados con la intención de que su trabajo, aunque no fuera aceptado en la muestra principal, pudiera ser apreciado y valorado por el público. Quizá fue este el primer gran desencuentro entre el mundo artístico y el intelectual de la época, que no había hecho más que empezar.
    A este precedente se debe añadir el panorama de principios del siglo siguiente, lleno de cambios y aportaciones significativas que modificaron ciertas ideas y modos de vida: la Segunda Revolución Industrial, con la aparición del motor de explosión, la publicación de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein y el psicoanálisis de Sigmund Freud (incluida su interpretación de los sueños), la popularización de la fotografía, el nacimiento del Cine… anunciaban a voces que algo en el mundo estaba cambiando.

Características de las vanguardias
Los principales rasgos generales para todas las vanguardias, podrían resumirse de esta manera:
1) Negación del pasado y ruptura con lo anterior. Este rechazo se muestra especialmente en el futurismo, en el cubismo y en el expresionismo. Conlleva, un deseo de crear algo nuevo de la nada (ésta es la base del creacionismo), y se sintetiza en la conocida frase de Gómez de la Serna: "El deber de lo nuevo es el principal deber de todo artista creador" ("Prólogo" a Ismos).
2) Culto a la imagen, dado que lo de menos en esos instantes será el tema, poco importante en muchos casos, siendo lo relevante, por encima de otras cosas, "que el poema valga por sus elementos líricos" (G. de Torre, Literaturas europeas de vanguardia).
3) Carácter "antirrealista", El "arte nuevo" se basaba en una visión diferente de la realidad. La rebeldía contra la razón ambicionó incluso cambiar la realidad y unir vida y arte, ya que, en palabras de Octavio Paz, las vanguardias no fueron únicamente una estética, sino también "una erótica, una política, una visión del mundo, una acción: un estilo de vida" (Los hijos del limo).
4) Internacionalismo que obedece no tanto a la existencia de focos de irradiación ajenos a París o a la presencia de gente de muy diversa procedencia en ellos, sino a un latido cosmopolita que buscaba, en la mayoría de los casos, romper ámbitos locales.
5) Existencia de una conciencia de grupo dentro de los distintos movimientos, manifestada en una común sensibilidad artística, en la tendencia a la institucionalización de los postulados en manifiestos, en la existencia de órganos de expresión comunes (revistas, exposiciones, reuniones, actividades, etc.)
6) Relación de dependencia entre distintas artes: la pintura invade la lírica, la música se traslada al verso, la letra llega a los cuadros, el pensamiento determina la plástica, etc. Se daba así un paulatino desvanecimiento de las barreras entre disciplinas y entre géneros, imponiéndose una nueva mirada para superarlas, puesto que los mismos principios eran válidos para la poesía, la pintura o la música.


Una teoría artística
En este sentido, y unos movimientos más que otros, tendrán un cierto sentido teórico o programático que se plasmará en un documento literario que se presenta como pieza clave de muchos movimientos de vanguardia: el manifiesto. Éste es una declaración pública de propósitos, un programa de actuación en el que se teoriza sobre los nuevos lenguajes artísticos, se rechaza el pasado y se propugna la originalidad, la innovación y la fe en el progreso, tanto del arte como de la propia humanidad. Se propugna pues una nueva teoría del arte, su función y su papel en la sociedad

El nuevo artista. La autonomía artística.
Desde la Revolución Francesa el artista comienza a replantearse el “tema” de su obra, convirtiéndose en un auténtico “investigador” que explora de forma cada vez más libre el mundo que le rodea, sin someterse ya de forma rígida a las instituciones artísticas tradicionales (Iglesia, Estado, nobleza). El artista es, cada vez más, un creador en el sentido pleno de la palabra, que busca, de forma personal, una nueva forma de representar, incluso al margen del mercado, el nuevo “mecenas” que impone formas nuevas de rebeldía o aceptación. El interés por la subjetividad, por la propia verdad individual, es pues un valor a destacar.
Carácter político-revolucionario
Se piensa que el arte está destinado a resolver los conflictos de la sociedad industrial. Reconciliar el arte con la vida frente a la separación vivida en los siglos anteriores. El arte tiene por tanto que evolucionar en la misma medida que lo hace la sociedad.
El arte se concibe como un medio de transformación social y política, y el artista es el nuevo agitador frente al omnipotente estilo oficial de la clase burguesa, dueña de los encargos y desconfiada ante cualquier experimento formal.

La nueva “organización artística”. El nuevo mercado del arte.
Ello va indisolublemente unido a los cambios en la organización de la vida artística, cada vez más dominada por la especulación y el mercado. La nueva estructura creativa verá una transformación desde el sistema corporativo gremial del Medievo hasta el dominio del mercado, pasando por el “intermedio” de la “vida académica”, contra las que se dirigen más directamente las vanguardias.
Desde la iniciativa privada se empezarán a desarrollar nuevos mecanismos que permitan al artista darse a conocer y promocionarse ante un público en el que la clase dominante ya no será ni la Iglesia ni la nobleza, sino la pujante burguesía industrial. Esta define un nuevo sistema mercantilista y especulativo, también para el arte. En esta ordenación tendría un papel básico el “marchante” (es el caso del considerado primer marchante, Paul Duran Ruel, que organizó exposiciones individuales en sus galerías, creó revistas especializadas para promocionar artistas y estableció relaciones con estos a través del contrato, que solía incluir un pago por adelantado que aseguraba la exclusividad del artista durante un tiempo).
Al avanzar el siglo XX estas figuras individuales serían sustituidas por grandes sociedades internacionales que utilizarán el arte desde un perfil especulativo, para la revalorización de los capitales. Artistas, marchantes, galerías, la crítica, revistas especializadas, las subastas y exposiciones internacionales, coleccionistas, museos de arte contemporáneo, el Estado y las instituciones públicas o privadas son los agentes que desempeñan un papel de relevancia en el mercado del arte.

Los elementos artísticos.

Nuevos materiales y técnicas
Las artes plásticas incorporarán durante el siglo XX nuevos materiales y técnicas sin dejar de utilizar los procedimientos tradicionales, en unos procesos de integración que, en ocasiones, hacen difícil establecer una separación entre las diferentes artes (o la fotografía). La utilización de “collages”, “assemblages” y “fotomontajes” es, por ejemplo, una constante entre futuristas, cubistas o constructivistas. Estas transformaciones suponen la utilización de nuevos materiales y técnicas en un proceso de búsqueda constante. Entre ellas podremos mencionar:
• La soldadura autógena. Técnica que supone el ensamblaje de dos o más piezas del mismo metal, fundiendo los bordes por medio de un soplete. Supondrá la utilización de todo tipo de metales para la construcción de la obra (hierro-acero, aluminio, latón,…)
• “Collages”. Procedimiento que incorpora al lienzo pintado materiales y objetos diversos, fundamentalmente papeles de periódico o pintados, o bien trozos de madera, cuero,… (Picasso y Braque con sus papeles pegados o papiers collées)
• “Assemblage”. Obras de tres dimensiones, compuestas por objetos diversos ensamblados. Supone la incorporación directa de la realidad a la obra de arte. Puede ir desde los propios “collages” a los “ready made” del arte dadá (objetos encontrados o fabricados por el hombre que adquieren valor de obra por voluntad del artista).
• Fotomontaje. Supone la combinación de imágenes fotográficas, siendo una variedad de los collages por yuxtaposición de recortes de fotos. Al resultado se le podrán añadir textos, colores o dibujos. Será muy característico del constructivismo ruso (Lissitzky o Moholí-Nagy).

Nuevas formas
Mientras el arte oficial se sustentaba en el proceso de “copia” o reproducción mimética de la realidad, el nuevo arte apostará por la creación de unas obras cuya lectura nos acerque más a la idea de esa realidad que a su apariencia externa. El observador deberá pues tratar de asimilar la forma de aproximación artística antes de enfrentarse al contenido en una obra dada. La creación de lenguajes artísticos diferenciados en los procedimientos estéticos es propia de los diversos ismos a los que ha dado pie la dinámica de la vanguardia. Las formas, como estructuras expresivas plásticas de la obra que capta su realidad, adquirirán una autonomía prácticamente total. La forma llega a ser bella en sí misma y se separa de su función; en ella se llega a buscar una simple sensación visual evitándose toda referencia figurativa. El camino a la abstracción queda abierto. Mondrian busca la primacía de las formas elementales y los colores primarios; Kandinsky, siguiendo al teoría de la percepción de las formas y su significado (Gestalt), defiende la emotividad estética que transmiten. Brancusi trató de simplificar el objeto a sus elementos esenciales hasta llegar a las formas absolutas, en un intento de captar la esencia de las cosas.
La nueva libertad formal provocará una gran diversidad de formas: verticales, horizontales, abiertas, cerradas, diagonales, cóncavas, convexas,….

Nueva teoría estética
Junto a una redefinición del concepto de belleza que pasa a ser un elemento muy personal, surgirán dos posiciones básicas ante la obra: la que busca la respuesta a las preguntas del artista en la razón (racionalismo, neoplasticismo y, en parte, cubismo. Con una visión en general optimista al valorar la capacidad racional del ser humano como clave para explicar su progreso moral y material, lo que augura un futuro mejor) y la que lo hace en la emoción (expresionismo, dadaísmo o surrealismo. El progreso humano sólo ha conducido a la barbarie de la guerra y la autodestrucción). El debate no será sino una prolongación del existente desde finales del XVIII entre clasicistas y románticos, aunque ahora planteado de una manera más conceptual. La reflexión sobre el propio concepto de arte sufre así un gran impulso y el debate teórico se convierte en un elemento de gran relevancia entre críticos y artistas.
    

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