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De “la edad de oro” al “derrumbamiento”
Evolución
Económica del Mundo Capitalista
Los
efectos de la segunda guerra mundial.
La segunda guerra
mundial ocasionó alrededor de 55 millones de muertos, reducción de
la producción industrial a la mitad, retroceso de la actividad
agraria y desaparición de los intercambios comerciales. Por el
contrario E.E.U.U. salió fortalecido y pudo superar las últimas
secuelas de la crisis de la Gran Depresión. Las primeras medidas
económicas de la posguerra se tomaron antes del fin de la contienda.
En 1944, los aliados occidentales se reunieron en la localidad
norteamericana de Bretón
Woods y
acordaron establecer un sistema monetario internacional basado en el
dólar. La Constitución del Fondo
Monetario Internacional (FMI)
para garantizar un comercio libre y mantener el valor de las monedas
yla creación del Banco
Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD),
para facilitar créditos a los países que lo necesitasen. Los
norteamericanos consolidaron su dominio económico sobre el mundo
occidental gracias a su destacada presencia en estas dos
instituciones y al uso del dólar como moneda de intercambio.
Entre 1945 y 1948,
los EE.UU. efectuaron una primera ayuda a la Europa destruida por la
guerra a través de la administración
de las Naciones Unidas para el socorro y la Ayuda (UNRRA)
que consistió en el envío de excedentes agrícolas y préstamos por
valor de 16 millones de dólares que, sin embargo, resultaron
insuficientes. Ante las urgentes necesidades de los países de Europa
occidental y, para frenar el avance del comunismo y consolidar su
preponderancia, el presidente Truman aprobó el Plan
de Reconstrucción Europea o Plan Marshall.
Entre 1948 y 1952 llegaron a dieciséis países europeos casi 13.000
millones de dólares, la mayoría a fondo perdido, y se creó la
Organización
Europea de Cooperación Económica
para
coordinar y hacer más eficaces esas ayudas.
El éxito del Plan
Marshall fue esencial para la reconstrucción de Europa tras la
guerra y en pocos años su productividad alcanzó niveles, en algunos
países, el cien por cien de antes de la guerra. El sistema liberal
capitalista se consolidó en Europa occidental siempre bajo la
vigilancia de los Estados Unidos, lo que impidió la expansión del
comunismo en Europa.
“Por
suerte para los aliados de los norteamericanos, la situación de la
Europa
occidental
en 1946-1947 parecía tan tensa que Washington creyó que el
desarrollo de una economía europea fuerte, y algo más tarde de una
economía japonesa fuerte, era la prioridad más urgente y, en
consecuencia, los Estados Unidos lanzaron en junio de 1947 el plan
Marshall, un proyecto colosal para la recuperación de Europa. A
diferencia de las ayudas anteriores, que formaban parte de una
diplomacia económica agresiva, el plan Marshall adoptó la forma de
transferencias a fondo perdido más que de créditos. Una vez más
fue una suerte para los aliados que los planes norteamericanos para
una economía mundial de libre comercio, libre convertibilidad de las
monedas y mercados libres en una posguerra dominada por ellos,
carecieran totalmente de realismo, aunque sólo fuese porque las
tremendas dificultades de pago de Europa y Japón, sedientos de los
tan escasos dólares, significaban que no había perspectivas
inmediatas de liberalización del comercio y de los pagos...”
“...a
diferencia
de
las Naciones Unidas, el sistema internacional de comercio y de pagos
funcionó, aunque no de la forma prevista en principio. En la
práctica, la edad de oro fue la época de libre comercio, libertad
de movimiento de capitales y estabilidad cambiaría que tenían en
mente los planificadores durante la guerra. No cabe duda de que ello
se debió sobre todo al abrumador dominio económico de los Estados
Unidos y del dólar, que funcionó aún más eficazmente como
estabilizador
gracias a que estaba vinculado a una cantidad concreta de oro hasta
que el sistema se
vino abajo a finales de los sesenta y principios de los setenta. Hay
que tener siempre presente que en 1950 los Estados Unidos poseían
por sí solos alrededor del 60 por 100 de las existencias de capital
de todos los países capitalistas avanzados, generaban alrededor del
60 por 100 de toda la producción de los mismos, e incluso en el
momento culminante de la edad de oro (1970) seguían teniendo más
del 50 por 100 de las existencias de capital de todos esos países y
casi la mitad de su producto total...”
(Hobsbawm,“Historia
del Siglo XX”)
El
crecimiento económico ininterrumpido: la recuperación.
El
éxito del Plan Marshall propició una larga
etapa de crecimiento económico desde 1952 hasta la crisis del
petróleo de 1973.
a)
Estados Unidos.
En
Estados Unidos esos años se caracterizaron por el progreso técnico,
el empuje comercial por la generalización del dólar como moneda de
cambio internacional y el fuerte desarrollo empresarial, que
convirtió en multinacionales a muchas empresas estadounidenses. Los
altos índices de crecimiento de la inmediata
posguerra se redujeron
bajo la Administración
Eisenhower -1953-1960- por la saturación
del mercado
interior y, como consecuencia, aumentó el paro.
La
actividad económica se reactivó entre 1961 y
1968 por el
crecimiento del consumo y un mayor
intervencionismo de las
Administraciones demócratas
de Kennedy y Johnson, que introdujeron
importantes
medidas sociales para favorecer a los más
desprotegidos. A
finales de los sesenta reapareció el paro, aumentó
la
inflación y creció el déficit en la balanza de pagos.
b)
Europa occidental
Europa
occidental experimentó un notable
desarrollo económico, gracias a
la ayuda norteamericana y
a la aplicación de los principios
keynesianos de aumento
de la producción y del consumo y del
intervencionismo
estatal. Ello posibilitó la aparición del Estado
del
bienestar. La República Federal de Alemania se convirtió en
pocos años en la primera
primera
potencia económica del
continente. El llamado “milagro alemán” se hizo realidad durante
los
mandatos de los cancilleres cristiano-demócratas3 Konrad
Adenauer y Ludwig Erhard. A
la importante inversión norteamericana
se añadió el tradicional espíritu de trabajo y sacrificio
de los
alemanes, los acuerdos entre la patronal y los trabajadores y la
intervención del Estado
en materias sociales, consagrada por la Ley
Fundamental de Bonn o Constitución de 1947.
En
Francia, se impuso la nacionalización de empresas y la planificación
indicativa entre 1947 y 1972.
En
el Reino Unido, los primeros gobiernos laboristas impulsaron el
sector estatal y
una amplia política social, que se frenó bajo los
mandatos conservadores entre 1951 y 1964 y
se reactivó con la
vuelta de los laboristas en 1964. El Reino Unido fue el país más
inestable
de Europa, desde el punto de vista económico, y sus
niveles
de crecimiento resultaron inferiores a los demás. La causa
se
debió a la pérdida de sus colonias y la falta de renovación
tecnológica de sus empresas. En 1964 el primer ministro
laborista,
Harold Wilson, se vio obligado a devaluar la libra
esterlina.
c)
Japón
El
otro gran derrotado en la segunda guerra mundial
conoció un
crecimiento económico espectacular desde
1950. La explicación de
este “milagro japonés”, se debió a la
creación de grandes
grupos empresariales con apoyo
norteamericano, a la profunda
renovación tecnológica, a la
abundante
mano de obra -bien cualificada y disciplinada-; a la ausencia de
gastos militares y al mantenimiento de una
moneda de baja cotización
para favorecer las exportaciones. Entre 1950 y 1966 tuvo el mayor
índice de crecimiento mundial y su PIB se multiplicó por 10. Entre
1960 y 1970 duplicó la
producción industrial.
Sociedad
de consumo y Estado del bienestar: los años 60.
La
aparición de la sociedad de
consumo fue la principal consecuencia
del crecimiento económico en el mundo
capitalista tras la segunda
guerra
mundial. La estructura económica de
estos países, con
predominio de grandes
empresas, hizo posible que se elevaran
los
índices de productividad y aumentase
la necesidad de mano de obra.
Esto alivió
el paro y permitió alzas salariales que
posibilitaron
un incremento en el nivel de
demanda de productos, que ni siquiera
contuvo el alza de precios. El consumo
se convirtió en el objetivo
de todos, tanto de bienes duraderos, como la vivienda, los
automóviles o los electrodomésticos -gracias a los créditos y a la
venta a plazos- como de
servicios y del ocio.
El
Estado del bienestar aumentó los impuestos pero a cambio
redistribuyó mejor las
rentas y asumió gastos sociales que antes
dependían del ahorro individual, con lo que buena
parte del mismo
se dedicó al consumo.
El elevado consumo provocó importantes
transformaciones sociales. Se consolidó una
numerosa clase media,
en la que la mujer se incorporó al trabajo y los hijos tuvieron la
opción
de acceder a estudios superiores. Aumentó el número de
trabajadores en el sector serviciospor
la terciarización de la economía. Apareció una nueva elite social
constituida por los
directivos de las empresas, los técnicos de
alto nivel, etc. Y, con todo, surgió un nuevo tipo
de vida y una
mentalidad conformista en la que primaba la búsqueda de la felicidad
a través
de un consumo cada vez más sacralizado.
A
mediados de los años sesenta surgió en las universidades europeas
y
norteamericanas un movimiento de crítica contra el modelo de
aparente bienestar basado en
el consumo. En París la agitación
estudiantil generó en 1968 una protesta de gran
envergadura, con
manifestaciones y huelgas- contra la sociedad materialista y
conformista,
conocida como el "mayo francés". Esta
actitud unida a las acciones de rebeldía contra la
guerra de
Vietnam, el movimiento de los hippies o la aparición de nuevas
tendencias en los
campos de la filosofía -H. Marcuse-, la música
-los Beatles- la moda -la minifalda- etc.
pusieron en evidencia el
rechazo a las fórmulas de la sociedad consumista y apuntó la idea
de
que el bienestar material no era sinónimo de felicidad.
"Una de las razones por las que la edad de oro fue oro es que el precio medio del barril de crudo saudí era inferior a los dos dólares a lo largo de todo el período que va de 1950 a 1973, haciendo así que la energía fuese ridículamente barata y continuara abaratándose constantemente. Sólo después de 1973, cuando el cártel de productores de petróleo, la OPEP, decidió por fin cobrar lo que el mercado estuviese dispuesto a pagar"
"Al principio este asombroso estallido económico parecía no ser más que una versión gigantesca de lo que había sucedido antes; como una especie de universalización de la situación de los Estados Unidos antes de 1945, con la adopción de este país como modelo de la sociedad capitalista industrial. Y, en cierta medida, así fue. La era del automóvil hacía tiempo que había llegado a Norteamérica, pero después de la guerra llegó a Europa, y luego, a escala más modesta, al mundo socialista y a la clase media latinoamericana, mientras que la baratura de los combustibles hizo del camión y el autobús los principales medios de transporte en la mayor parte del planeta...El modelo de producción en masa de Henry Ford se difundió por las nuevas industrias automovilísticas del mundo, mientras que en los Estados Unidos los principios de Ford se aplicaron a nuevas formas de producción, desde casas a comidas-basura (McDonald's es un éxito de posguerra). Bienes y servicios hasta entonces restringidos a minorías se pensaban ahora para un mercado de
masas, como sucedió con el turismo masivo a playas soleadas. Antes de la guerra jamás habían viajado más de 150. 000 norteamericanos a Centroamérica y al Caribe en un año, pero entre 1950 y 1970 la cifra creció de 300. 000 a 7 millones...Lo que en otro tiempo había sido un lujo se convirtió en un indicador de bienestar habitual, por lo menos en los países ricos: neveras, lavadoras, teléfonos... En resumen, ahora al ciudadano medio de esos países le era posible vivir como sólo los muy ricos habían vivido en tiempos de sus padres, con la natural diferencia de que la mecanización había sustituido a los sirviente"
"Sin embargo, lo más notable de esta época es hasta qué punto el motor aparente de la expansión económica fue la revolución tecnológica. En este sentido, no sólo contribuyó a la multiplicación de los productos de antes, mejorados, sino a la de productos desconocidos, incluidos muchos que prácticamente nadie se imaginaba siquiera antes de la guerra. Algunos productos revolucionarios, como los materiales sintéticos conocidos como «plásticos», habían sido desarrollados en el período de entreguerras o incluso habían llegado a ser producidos comercialmente, como el nylon (1935), el poliéster y el polietileno. Otros, como la televisión y los magnetófonos, apenas acababan de salir de su fase experimental. La guerra, con su demanda de alta tecnología, preparó una serie de procesos revolucionarios luego adaptados al uso civil... ! (Hobsbawm, "Historia del siglo XX")
*** *** ***
El
“Derrumbamiento”
La
crisis de 1973.
La
pérdida de competitividad de las empresas norteamericanas en el
mundo, debido al
acelerado desarrollo de la industria europea y
japonesa, había llevado a Estados Unidos a
adquirir cada vez más
productos baratos en el exterior. El déficit exterior
norteamericano
aumentó, por lo que, para hacer sus productos más
competitivos y favorecer las
exportaciones, en 1971 el presidente
Nixon se vio obligado a devaluar el dólar y anular su
convertibilidad6 en oro. Esto supuso
un cambio en los tradicionales
intercambios comerciales basados en
el dólar convertible.
En
1973 corno consecuencia de
la "guerra del Yom Kippur”, los
países árabes limitaron su producción
de petróleo y aumentaron
sus precios
en represalia por la ayuda occidental a
Israel. Muchos
países, con economías
basadas en los bajos precios del
petróleo
y sin otras fuentes de energía
alternativas, se vieron afectados.
Las
áreas más perjudicadas fueron Europa
occidental y Japón que
carecían casi
por completo del “oro negro”.
La coincidencia de
la crisis monetaria y la del petróleo provocó un retroceso
generalizado en la economía occidental.
Los efectos más inmediatos
fueron la quiebra de numerosas empresas, el aumento del
paro, el
crecimiento de la inflación, la aparición de nuevas fórmulas corno
la economía
sumergida 7y la sensación de fracaso del Estado del
bienestar.
La
economía occidental desde 1982.
Para
buscar soluciones a la crisis se propusieron fórmulas basadas en el
modelo
keynesiano que generaron una mayor inflación. A principios
de los años ochenta el
neoliberalismo, modelo económico propugnado
por la Escuela de Chicago8, fue aplicado por
una nueva generación
de políticos, de ideología conservadora, como Ronald Reagan en
Estados Unidos. Margaret Thatcher en el Reino Unido o Helmut Kohl en
la República
Federal de Alemania. Las principales propuestas del
neoliberalismo fueron:
•
Aligerar el gasto
público por medio de la privatización de empresas y la reducción
de gastos sociales. El descenso del gasto público se traduciría en
una bajada de
impuestos que aumentaría la competitividad y
rentabilidad de las empresas y la capacidad de
ahorro.
•
Reconvertir sectores
no rentables, por la
necesaria adaptación empresarial a la
revolución
tecnológica que se estaba produciendo. Ello
supondría
el cierre de empresas de tecnología
anticuada y la reducción de la
mano de obra.
•
Contener salarios y
liberalizar el empleo para
favorecer las inversiones empresariales y
combatir
el
paro.
La
aplicación del neoliberalismo -sobre todo en
Estados Unidos y Reino
Unido- propició el crecimiento
global de la actividad productiva,
el alza del consumo y el
freno de la escalada inflacionista. El
principal efecto
negativo fue el abandono de los gastos sociales, lo
que
contribuyó a aumentar los índices de pobreza en los
países
más ricos. Finalmente, no se produjo la esperada recuperación del
empleo y las tasas
de paro elevadas o la economía sumergida
comenzaron a convertirse en fenómenos
estructurales de las
economías desarrolladas.
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